XV Cross al Yelmo
20/09/2015
Multimedia
Antes de las vacaciones de verano, navegando por internet, encontré el Cross al Yelmo, una zona que conocía hace bastantes años por ir allí a hacer escalada. Estuve indagando en la carrera y, con el gusanillo de volver a correr por la montaña, vi que eran 12 km, lo cual me permitiría hacer un segundo trail más flojo que la subida alTtelégrafo, y disfrutar del entorno y las vistas desde el Yelmo. De todas formas no pintaba que fuera a ser una carrera fácil.
Decidí dejar pasar el verano para ver qué entrenamiento realizaba, y me inscribiría en caso de encontrarme con fuerzas de hacer un buen cross.
Pasó Agosto y lo primero que hice fue apuntarme a la carrera, con muchas ganas de correrla y volver a La Pedriza.
En la misma semana de la carrera, recibí un e-mail indicando que se iba a cambiar el recorrido debido a temas legales, por lo que lo incrementaban unos 4km, quedándose en 16km en vez de 12km… La subida será más paulatina pero habrá que recorrer 4km más. Esto se va poniendo más duro.
La salida es en la Plaza del Pueblo de Manzanares el Real a las 10h, por lo que da tiempo de ir en coche tranquilamente, recoger el dorsal (me dieron el 170), tomar algo en un bar y calentar antes de comenzar la carrera.
Aunque había pocos inscritos, se deja ver el ambiente de montaña, con corredores de todo tipo pero con apariencia de tener experiencia en carreras de cross.
Debido a que previamente a la carrera principal se da la salida a otra de menores, se retrasa alrededor de 15 minutos, por lo que los nervios se hacen más intensos y las ganas de comenzar van aumentando.
Se da la salida en la Plaza del Pueblo, y vamos todos andando detrás de un coche policial que nos llevará hasta una calle cercana para comenzar a correr.
Ahora si que ha comenzado el cross y salimos todos en bandada cuesta abajo por la avenida de la Pedriza. Estoy situado casi al principio y no tengo dificultades para hacerme un hueco y correr desahogadamente. Comienzo con un ritmo muy alto, ya que hay alrededor de 3km de asfalto y me veo con fuerzas.
Tras dejar el asfalto, comenzamos la ruta con sendero de piedras al lado del río Manzanares que lleva hasta Canto Cochino. Cruzamos un puente de madera y vamos rodeando la subida al Yelmo, que se va retrasando gracias al regalito adicional de 4km.
Cuando llevamos unos 6km, comienza una breve subida, se va notando la inclinación del terreno y cada vez que avanza la carrera se va haciendo más dura. Antes del km 8 la inclinación es bastante fuerte y comienzan a faltar fuerzas para seguir corriendo. A estas alturas ya he andado unas cuantas veces ya que necesito coger aire, hay mucha piedra en la subida y la vegetación es frondosa. Comienzo a pasarlo mal por falta de fuerzas y de fondo. Incluso, al intentar correr de nuevo, me engancho el pie con una rama y caigo a suelo, haciéndome uno pequeño corte en la espinilla y palma de la mano derecha. ¿Para qué nos caemos…?
En este punto me doy cuenta que esta no es mi carrera. Debo aflojar el ritmo e intentar disfrutar del entorno, aunque sea difícil en carrera aceptar que me van a comenzar a adelantar muchas personas, he fundido muchas fuerzas durante los primeros kilómetros de la carrera.
A partir de entonces intento medir las fuerzas para poder llegar bien a meta y aprovechar la carrera como entrenamiento. Hay mucha gente que va haciendo la ruta en sentido contrario y van animando a los corredores. Los cuádriceps están sufriendo con la subida y los noto muy cargados.
Comienza el tramo más fuerte, y con más piedras que tierra en el camino, por lo que se hace casi imposible correr. Subo andando a buen ritmo casi todo el tiempo. El camino se hace duro hasta andando. Cuando veo un hueco intento correr, pero hay que parar siempre al poco de arrancar. Incluso hay que intentar escalar alguna piedra grande, ayudándome de las manos para poder seguir por la ruta.
En una de esas piedras me siento para tomar aire y tiro alguna foto de la carrera y de la vistas espectaculares de la parte trasera del Yelmo. Ya hemos subido bastante y las vistas son impresionantes. Esto es por el km 10. Todavía queda 1000 metros para llegar al Yelmo. Los gemelos empiezan a cargarse también.
En la pradera del Yelmo hay un avituallamiento que me da bastante vida, tanto por la bebida isotónica como por el llano y el saber que comenzará el descenso en poco. Estoy en el Km 11. Aún quedan 5 para terminar la carrera, aunque parece que comienza la bajada, aún hay una subida importante antes del descenso.
Entre el km 11 y 12 se me sube el gemelo de la pierna izquierda, la cual no puedo ni apoyar, y tengo que parar para estirar antes de poder seguir. Me planteo si podré terminar la carrera. Estoy unos 3 minutos estirando antes de poder ponerme en marcha de nuevo. Aprovecho para tirar unas fotos desde arriba a Manzanares el Real y al embalse.
Ahora corro con mucho más cuidado. Quiero llegar corriendo y aún no he comenzado a bajar La Pedriza.
El descenso se realiza por una ruta en la cual no hay apenas tierra para poder correr, todo el camino son piedras grandes en las cuales algunas tienes que agarrarte con las manos para no caerte o sujetarte a un árbol. Con el gemelo cargado, voy teniendo mucho cuidado. Pasan los kilómetros y el terreno no cambia. Piedras, piedras y más piedras… ¿Por qué lo llamarán La Pedriza?
Llegando a Manzanares el Real, a unos 200 metros, comienza el camino de tierra que entra directamente en el pueblo y pasamos a asfalto. ¡Vaya con la bajada! La entrada en Manzanares es cuesta abajo y suelto las piernas adelantando a todos los que tengo a la vista. Me estoy liberando las piernas y no me cuesta nada hacer esta bajada muy rápida. El gemelo parece haberse recuperado.
Aún quedan casi 2 km que transcurren por el pueblo a muy buen ritmo. Quitándome la presión de la subida y estirando las piernas un poco.
La llegada fue también en la Plaza del Pueblo de Manzanares el Real, donde había buen ambiente y estaba abarrotada de gente animando y esperando a los corredores. La verdad, estaba deseando dejar de correr.
El tiempo empleado fue de 1h 49′ 54″, llegando en el puesto 51.
Al acabar me puse las botas comiendo fruta, dulces, frutos secos… bebiendo 2 Aquarius, 2 Coca-Colas, agua… Me comía y bebía todo lo que podía. También tuve que pasar por el fisio para que me masajeara las piernas, ya que me dolían por todos lados.
Estuvimos viendo la entrega de premios con alguna cerveza y partimos para casa para comer y descansar.
Otra buena y nueva experiencia, en la cual predominó el sufrimiento en el maravilloso entorno de La Pedriza. Me tendría que pensar mucho volver a repetirla debido a la gran parte de terreno de piedras, pero vuelvo a hacer trekking en cuanto pueda!
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