28 Media Maratón Elvas Badajoz
08/11/2015
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Hacía un par de años que tenía ganas de correr esta carrera. Por no coincidir en calendario, hasta la fecha me fue imposible presentarme, y este era el año perfecto para disfrutarla. Es la primera carrera internacional que corro, aunque sea la mitad de la carrera en tierras portuguesas y la otra en territorio español.
Los fines de semana en Badajoz no son fáciles para descansar, teniendo en cuenta el viaje en coche del viernes con el tráfico de un puente llegando tarde a casa, sumado a las visitas familiares del sábado a la familia con la noticia de la paternidad. Por lo que no estaba muy descansado el día de la carrera.
No tenía un objetivo fijo. La idea era correr a buen ritmo hasta más o menos mitad de carrera, y dependiendo de cómo reaccionara el cuerpo, intentar aguantarlo o disminuir la marcha. Podía intentar bajar mi MMP pero dependería de las sensaciones sobre todo por la falta de descanso.
Me desperté temprano para desayunar y acercarme a El Corte Inglés a las 8:30 donde partían autobuses para los corredores hacia Elvas. Un detalle muy agradable de la organización evitando así que los participantes tuviéramos que coger el coche para ir a la salida y luego buscarnos la vida para recogerlo. Vi la meta antes de subirme y para mi asombro, había un bordillo a dos metros de la entrada y una faarola en el centro de la meta. ¡IMPRESIONANTE! Cogí el primer autobús y llegué temprano al lugar de salida en la explanada del restaurante El Cristo.
La carrera comenzaba a las 10:30. Tenía aún una hora y media hasta la hora de la salida, por lo que estuve haciendo alguna foto y me senté para descansar. Hacía bastante calor para ser tan temprano y le día no parecía que fuera a remitir el sol, por lo que podía ser duro el recorrido por la nacional.
Media hora antes decidí calentar y mover un poco el cuerpo. Estuve saludando a algunos amigos de Badajoz y me situé en la línea de salida para tener un inicio despejado.
La salida fue fluida y pronto cogí puestos de cabeza saliendo del parque colindante de El Cristo. A ritmo alto, nos dirigimos hacia el acueducto, subiendo una cuesta pronunciada que al ser al comienzo se subió rápidamente. Pasando por unas rotondas vamos a tomar la cuesta abajo que marcaría el inicio de la prueba.
Esta cuesta, que podría tener unos 3 kilómetros, la bajo a un ritmo muy alto. Me dejo llevar por la velocidad y estiro las piernas. Soy consciente que el ritmo es muy elevado pero cuesta abajo no siento cargarse las piernas. De momento el cuerpo responde. Al acabar la cuesta apareció el primer avituallamiento. Ya había recorrido un cuarto de la prueba y llevaba una media de 3’40″2 el kilómetro. Demasiado alto.
Salimos de Elvas y tomamos la nacional camino a Badajoz. Seguí, junto con otro corredor con el cual iba comentando la carrera, con el mismo ritmo los siguientes 5 kilómetros. El recorrido era bastante agradable, aunque por carretera, pero al lado del campo y con ambiente muy natural. Hubo un par de cuestas arriba en la nacional que se me hicieron duras y me castigaron las piernas. El calor iba aumentando y no ayudaba tampoco. Tras el segundo avituallamiento, veía que iba a ser difícil mantenerlo hasta fin de carrera. Sabía que la motivación de esta carrera no era plena y no tenía la cabeza ni cuerpo al 100%.
Hasta el kilómetro 13 no me acordé de tomarme el gel. Era un poco tarde y las piernas me estaban fallando. El corredor con el que estuve casi 10 kilómetros ya se había adelantado unos 100 metros. Hasta aquí mantuve el ritmo a 3’50» el kilómetro.
El el kilómetro 15 tenía claro que debía bajar el ritmo, sino no iba a llegar a meta. El agua cuando me la echaba por la cabeza, mojaba las gafas de sol y me las tenía que secar. La música la había apagado hace 5 kilómetros y estaba pendiente de los auriculares, que también me incordiaban. Decidido, no vuelvo a correr una carrera ni con gafas ni con música.
Estábamos entrando en Badajoz y cada vez me costaba mantener un buen ritmo. Las piernas no dejaban de decirme que me parara todo el tiempo, pero la cabeza me la impedía. Por el hospital Infanta Cristina tuve que andar unos 10 segundos para recuperar piernas. Por los cines Conquistadores había mucha gente animando lo que me dio fuerzas para seguir corriendo e intentar retomar el rimo. Llevaba buen tiempo y quedaba un poco más de 3 kilómetros. Sabía que no iba a bajar marca pero realizaría una buena marca si llegaba bien a meta.
Llegué al puente de la Universidad e intenté esforzarme para mantener un ritmo de 4′ el kilómetro, pero ya había hecho mucho desgaste. Le tiré los auriculares a mi madre en cuanto la vi para deshacerme de ese pequeño bulto. Había de nuevo mucha gente y los ánimos a los corredores eran más constantes. Al la mitad del paseo fluvial tuve que andar de nuevo unos 20 segundos para volver a coger aliento. Ya quedaban unos dos kilómetros y lo único que quería era tener fuerzas para terminar corriendo.
El la Avenida del Perú, en la cuesta arriba que llega al Banco de España, anduve otros 20 segundos para no quemarme en la subida. Cuando retomé la carrera ya sería hasta el final. Quedaba 1 kilómetros y debía acabarlo bien.
Al entrar en la Avenida Villanueva, la gente se acumulaba, había personas a ambos lados de la carretera gritando y animando. No veía a ningún corredor por delante ni tampoco por detrás, por lo que todos los ánimos iban para mi. Parecía que iba el primero de la carrera y eso me impulsó para acelerar e intentar sprintar los últimos 300 metros. A medida que me acercaba al ancla, había más espectadores, gritaban más, me hacían correr más. En el ancla oí el grito de Carmen, era lo que necesitaba para entrar feliz en meta. Al verla, comencé a hacer señales con la mano en mi barriga. Mi primera dedicatoria de carrera para el embarazo. Quedaban apenas 10 metros y tenía más ganas de celebrarlo con ella que de entrar en la propia meta.
El tiempo fue 1h 23′ 05″. Un tiempazo para el estado en el que estaba, el calor y la concentración que tuve.
Decidido, no puedo bajar tiempo en Badajoz. No se puede correr descansado aquí. Volveré a correr esta media y otras que pueda, pero con otra mentalidad y disfrutando más la carrera. ¡Hasta la próxima ciudad natal!
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