Maratón de Biarritz 05/05/2024
Viaje planificado en el puente de primeros de mayo, con cinco días, para ir a Biarritz, Francia, sitio que no conocemos, que nos dicen que es muy bonito y que, casualmente, hay una Media Maratón junto con la Maratón oficial. Perfecto para hacer unos kilómetros el domingo en Francia antes de la vuelta del puente.
Llegamos el miércoles y el jueves me doy cuenta que la Media Maratón comienza a las 10h, por lo que, entre que salgo, la corro, llego al hotel que está a tres kilómetros de la llegada, me ducho y demás, vamos a salir sobre las 13h de vuelta de un puente que saldrá más de la mitad de los madrileños.
Ante esto, me planteo la posibilidad de correr la Maratón, que comienza tres hora antes y, haciendo cálculos, saldríamos unas dos horas antes de vuelta a casa. Por una parte pienso: que me quiten lo «bailao» si corro dos maratones dos semanas. Por otra, teniendo en cuenta que el domingo anterior he corrido la Maratón de Madrid, que tas correr ésta, tendría que meterme cinco horas en un coche sin moverme y que esta Maratón tiene 480m de desnivel, como si fuera una de montaña, los inconvenientes tienen más peso que las ventajas. La cabeza entonces me dice que lo intente. Que es un reto y una experiencia que posiblemente no se me vuelva a dar.
Lo comento a Carmen y me dice que si, que es mucho mejor salir cuanto antes el domingo. Que haga la carrera tranquilo y que nos volvamos lo más temprano posible. Me pongo manos a la obra a escribir mails a la organización para cambiar el dorsal, cosa que me facilitan en todo momento y en una mañana he podido hacer los cambios necesarios. Todo muy ágil y fácil.
El viernes salgo a correr una hora para estirar las piernas, ya que, desde el domingo pasado, desde la Maratón, no me he vuelto a poner las zapatillas. Esta ciudad tiene más cuestas que llano.
El sábado voy a recoger el dorsal a un centro comercial a las afueras sin ser muy consciente de la paliza que me voy a dar.
El domingo hay que levantarse temprano. Carrera a las 7 de la mañana y el hotel está a tres kilómetros de la salida. me espera un pequeño paseo para llegar, sin saber muy bien por dónde ir y con Google Maps sin apenas servicio. Ni que estuviera en otro continente…
Tras más media andando de madrugada y de noche, llego al estadio donde se producirá la salida. Está lleno ya de corredores madrugadores, que la mayoría parecen turistas que van a una carrera de montaña. Es un ambiente extraño para ser una Maratón.
La salida la realizan por olas. Olas que se originan por orden de llegada a la salida. Sin saberlo, provoca que tarde diez minutos más en poder comenzar la carrera, saliendo en la segunda ola.
El inicio de la carrera es con una cuesta arriba. Va a ser una constante. Dentro de mi grupo, me coloco con la cabeza de cuatro corredores, a sabiendas que hay otra ola delante con participantes de todo tipo de perfil. A los primeros los alcanzamos sobre el kilómetro tres-cuatro.
El recorrido se despliega por el interior de Biarritz. Es un sube baja continuo. Rompe piernas sin descanso. Sobre el kilómetro cinco hay una subida muy pronunciada que decido subirla andando. Queda mucha carrera y hay que guardar fuerzas dosificando estas cuestas absurdas.
Luego corremos alrededor de un gran lago que es precioso, por camino de tierra intercambiando con el asfalto. Sobre el kilómetro ocho, hay una desfallecida tras subir otra gran cuesta. Hay zonas de sol con mucha humedad donde se nota que está subiendo la sensación térmica.
Las sensaciones son buenas y las piernas están respondiendo. El objetivo es acabar contento, pero sin mirar el tiempo final.
A partir del kilómetro diez, se alterna asfalto con camino. El recorrido es precioso, con muchas zonas verdes y mucha naturaleza. Esta carrera no parece una Maratón.
Seguimos con sube y baja constante. Entramos en un campo de golf y lo cruzamos por los caminos interiores, entre greens, calles y demás.
Pasamos por la media maratón en una urbanización interior en un alto. Ya empieza la cuenta atrás y las piernas aguanten perfectamente los kilómetros acumulados. Respeto.
Sobre el veinticinco, nos dirigimos a la costa y recorremos el litoral a partir del veintisiete, entre urbanizaciones, colinas, más subidas y más bajadas.
En el treinta y dos, pisamos arena de playa. Lo que faltaba para romper las piernas del todo, porque estamos en lo alto de un mirador y tenemos que bajar a nivel del mar para volver luego a subir. Paso por detrás de nuestro hotel. Hacemos un zig zag ya en Biatrriz para bajar por unas rampas de nuevo al paseo marítimo, recorriendo toda la costa y todo el paseo de la playa.
Aparte de la Maratón, hay también una marcha a pie. A partir del treinta y cinco (más o menos), empieza a haber participantes de esta marcha andando y ocupando toda la carretera, de tal forma que hay que ir gritándoles de lejos que nos dejen pasar a los corredores. Es un caos la organización.
Ahora llega la incoherencia suma de la carrera. Nos hacen subir desde el paseo hasta el faro que está en lo alto de un pico. De aquí, volvemos a bajar hasta el kilómetro cuarenta, esquivando personas andando, para afrontar una impresionante subida hasta casi el lugar de llegada.
Acabo la carrera en 3h08’44″» con bastantes buenas sensaciones y sin haber notado el cansancio de la maratón del fin de semana pasado.
Ha sido una Maratón preciosa y la más dura que he corrido. Quizás también la peor organizada. Es una gran experiencia para correr una vez en la vida. Punto y aparte.
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