Maratón de Madrid 28/04/2024
Me tocó el dorsal por un sorteo y era el reto de 2024 con más respeto que ganas de correrla. Hasta que se cruzó la Maratón de Barcelona por medio e hice un sub3.
Ahora va a ser la segunda Maratón que corro este año. La segunda Maratón en mes y medio.
Paso de no correr una Maratón desde hace cuatro años a correr dos en menos de dos meses.
Y lo malo no es correrla, sino que en la anterior hice un sub3 y me encuentro con fuerzas.
El objetivo inicial hace dos meses, era terminarla y disfrutarla, independientemente del tiempo. Ahora, el objetivo es acercarme a las tres horas yendo a ritmo de sub3. Si veo que voy forzando mucho, bajaré el ritmo y me olvidaré del reloj, esto si que lo tengo cristalino.
El día de la carrera voy solo. No llevo ni bolsa para dejar en ropero. Directo a la carrera. Directo al oficio y, la verdad, concentrado.
Al llegar a Colón, voy a los cajones de salida y me encuentro a Ángel (el de la Media Maratón de Fuencarral). ¡Qué sorpresa! ¡Que majo es el hombre! Hablamos un rato y vemos que salimos del mismo cajón. Tras ir a hacerse una foto con amigos suyos que salen más atrás, nos vemos en el cajón de salida y decidimos ir juntos mientras el cuerpo aguante. Su objetivo, al igual que otros años, es intentar el sub3, por lo que seguro que compartiremos más de un kilómetro.
Estamos en Gregorio Marañón, cajón 2, después de la élite. Dan la salida y subimos el Paseo de la Castellana. Esta parte es cuesta arriba, con pequeña pero larga pendiente, pero con los motores totalmente cargados al principio. Tenemos la suerte de o ir muy saturados de gente al salir tan adelante. De todas formas, le digo a Ángel que en esta carrera vamos a intentar hablar mucho menos que en Fuencarral. Hay que optimizar las fuerzas y no se nos puede escapar por la boca.
En el complejo de las cuatro torres damos la vuelta y comenzamos bajada dirección a Bravo Murillo. Comienza lo bueno y a recuperar corazón. Los primeros cinco kilómetros los hacemos por encima del sub3, pero tranquilos y guardando piernas para el resto de carrera. Queda aún mucho y debemos dosificar.
La bajada en agradable a buen ritmo. Torcemos en Cuatro Caminos hacia Raimundo Fernández Villaverde, con más descenso y mucho público animando. De momento vamos a la par y tranquilos.
Subimos por Joaquín Costa donde me cuesta no subir rápido en el primer tramo de la calle hasta la plaza República Argentina, pero al ir con Ángel, me pongo a su ritmo en la subida y seguro que esto me viene bien de cara a no gastar fuerzas cuesta arriba.
Entramos en la calle Velázquez y clavamos el kilómetro diez a ritmo de sub3. Luego seguimos por Doctor Ezquerdo, donde nos hacen entrar en un túnel, que es incomprensible que nadie piense en correr cerrado, sin GPS y con contaminación. Poca cabeza la de algún organizador.
Pasamos por la Fábrica de Moneda y Timbre para torcer por O’Donnell.
Llegamos al kilómetro quince de nuevo en Velázquez, donde la subida se hace larga, pero contaba con ella. Además, como del kilómetro diez hasta ahora, es de bajada, podemos compensar tranquilamente. El ritmo de este tramo es por debajo del tiempo esperado y recuperando.
Torcemos a la izquierda para ir hacia Eduardo Dato, con la subida de esta calle, y donde hago parada técnica para descarga de líquidos. Ángel sigue adelante, como tiene que ser, y nos separamos en la carrera. Esto es pasado el kilómetro dieciséis.
Pasamos por Luchana, Alberto Aguilera y la deseada cuesta abajo de San Bernardo. Por este barrio me encanta correr ya que viví aquí muchos años y me trae muy buenos recuerdos. En San Bernardo me tiro de cabeza hacia abajo para descansar los motores hasta llegar a Gran Vía camino de Callao.
De nuevo una buena bajada por Princesa, que hay mucho público animando, Puerta del Sol (división de Maratón y Media Maratón) y calle Mayor. Es una de las zonas más bonitas de la carrera y se disfruta el recorrido sin tráfico y sin turistas por las calles. Aquí cojo a Ángel de nuevo y seguimos juntos en carrera.
Pasamos por el Palacio Real derechos a Plaza de España, con un acceso un poco estrecho para corredores, subimos a calle Princesa, que tiene una pendiente bastante prolongada, donde me desmarco de Ángel un poco, aunque el final decido esperarlo para bajar yo el ritmo. No me conviene pasada la Media Maratón esforzarme tanto en cuesta arriba si hay compensaciones hacia abajo más adelante.
En Parque del Oeste él hace parada técnica, por lo que sigo solo. Al poco, en Avenida de Valladolid, la hago yo. cuando me incorporo, nos encontramos y seguimos directos a Príncipe Pio. A partir del kilómetro 26-27, Ángel va relajando el ritmo y yo lo voy manteniendo. Nos deseamos disfrutar la carrera y nos separamos.
Me tiro a toda velocidad hacia Casa de Campo y afronto este recorrido que tanto me gusta pero que me da respeto por las cuestas que lo componen, aunque por dentro, al final es todo bastante plano. No lo recordaba de esta manera.
Aunque lo que si recordaba perfectamente era la salida de Casa de Campo. Una cuesta rompedora de piernas y de ritmo sobre el kilómetro 30, camino al Paseo de Extremadura, que te entran ganas de coger el metro e irte a casa tranquilamente. Digo yo que habrá más sitios para salir de aquí sin la cuesta más fuerte de toda la carrera y llevando 30 kilómetros en las piernas. Pues no lo piensan, no.
Kilómetro 32. Empieza la verdadera. Esto ya se pone serio, hay que concentrarse de veras y optimizar las fuerzas. Lo que se haga de aquí en adelante es lo que determina totalmente el resultado de la prueba, y llegados hasta aquí es cuando te das cuenta del reto que representa la Maratón.
Continuamos por el Paseo de Ermita del Santo, paralelos al Manzanares con algunos pequeños toboganes hasta que cruzamos el rio. Bajamos hasta Virgen del Puerto, una gran recta para encarar el kilómetro 34. Hasta aquí me veo fuerte, sin mucha carga en piernas. Con cabeza asentada.
Subimos hacia La Almudena, parte poco agradable por la gran cuesta que hay, per oes corta y torcemos hacia el Pase Imperial. Esto es ya el kilómetro 35. Sigue la cuenta atrás y te das cuenta que lo tienes en la mano. Es menos que cualquier salida que se haya hecho de entrenamiento, pero aún es un mundo.
El Paseo Imperial, Paseo Vallejo Nájera y calle Bustamante, son mucho más planos de lo que recordaba. Hay algunas elevaciones pero casi no se notan. Voy mirando constantemente el reloj para no superar el ritmo. Calculo que acabo en sub3 si sigo así, si me aguantan las piernas y la cabeza. De momento todo el cuerpo me responde correctamente y me indica que voy perfecto. Ya cansado pero con muchas fuerzas para terminar bien la carrera.
Llegamos a Méndez Álvaro. La calle está dividida en dos, para tener que bajar un tramo y luego tener que subir. Esto desmoraliza bastante, una cuesta abajo en el kilómetro 39 innecesaria que te requiere un esfuerzo extra para tener que subir por el mismo sitio. mientras bajas, ves a los corredores que van delante tuya subiendo y sufriendo.
Hay que borrar esto de la cabeza y bajar la cuesta sin pensar en la subida. Centrarse en el cuerpo y saber que vas bien, que quedan solamente tres kilómetros para acabar la carrera, para acabar una Maratón de Madrid en un tiempo increíble para mi y que no me había preparado para ello.
Mente plana, bajo, aprieto dientes, subo y veo ya la Plaza de Carlos V.
A sabiendas que el Paseo del Prado y de Recoletos es cuesta arriba, es otra parte preciosa de la carrera. Son los dos kilómetros finales. Ahora si sé que acabo la carrera. Ahora si estoy totalmente seguro que acabo en menos de dos horas. Me encuentra Ramón y anima a voces.
Subo sonriendo. Subo sufriendo como se debe sufrir en cualquier Maratón para que se pueda disfrutar. no quepo en mí de alegría. No me creo que haya esté pudiendo conseguir un sub3 en Madrid. El segundo sub3 en mes y medio.
Subo Recoletos deseando pasar por meta, como tantas otras muchas veces que he subido este paseo y pasado por el arco.
Entro en 2h57′.
Me encuentro muy muy feliz. He batido una marca que veía imposible de conseguir en Madrid, que no me planteaba ni siquiera entrenarme para ella, que no quería ni siquiera salir a batirla y la tengo en mi reloj, en mi cabeza, en mis piernas y en todo mi cuerpo.
Creo que acabo de hacer el mejor tiempo de todos los tiempos deseados y no tengo mucho más que batir ya en tiempos.
Puede que vuelva a correr esta carrera. Madrid me atrae y me encanta.
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