San Silvestre Pacense31/12/2022
Retomo la San Silvestre tras 3 años sin poderla correr. Este año coincide con que estamos la familia pasando las Navidades en Badajoz y me apunto de cara a hacer un entrenamiento en carrera con la animación correspondiente.
Badajoz siempre me sorprende en la organización de las carreras, y siento tener que escribirlo en cada una, pero no se libran de hacer algo mal o nada coherente. En este caso ha sido la inscripción. Te inscribes por Wasap a un número que aparece en el cartel de la carrera. Luego debes hacer un bizum a ese teléfono y te garantizan la inscripción. Lo último es ir a una tienda de pádel a recoger un dorsal del 2021 (si del 2021 para aprovechar el papel/chip del año pasado). Pero claro, cuando vas a recoger el dorsal, te indican que no encuentran tu dorsal, que no es que no esté, es que han puesto otro nombre y no coincide con el DNI, claro. Del wasap a escribirlo a mano en un papel…
Bueno, a anécdota pasada, el último día del año me voy corriendo a la carrera desde casa (unos dos kilómetros) e intento cuadrar para que me sirva de calentamiento, no llegando muy temprano para no enfriarme. Hace un día muy bueno para correr, sin calor ni aire, con fresco y sol.
Intentando encontrar la salida, que no existe como tal, doy vueltas y pregunto a organizadores. Otra incoherencia más. Como la salida es diferente a la meta, tiene que llegar un organizador para situar a los corredores en una línea imaginaria donde debemos salir, sin indicación, ni banda, pintura o cualquier otro signo que represente la salida.
Me intento convencer de ir tranquilo, de disfrutar de la carrera e ir a buen ritmo, pero tranquilo. Me querría probar y ver sensaciones, pero mejor ir tranquilo y tomarlo como entrenamiento.
Dan la salida y salgo lanzado. Tras la cabeza de carrera y los dos primeros kilómetros a 3’30». El ritmo que llevo es alto y, aunque en los primeros momentos intento parar, el la cabeza no me deja y me lleva a un ritmo por debajo de 4 min/km.
Entre el tercer y cuarto kilómetro, dedico que será mejor bajar el ritmo. No como debería, pero al menos acercarme más a los 4′ que ir tan por debajo. El objetivo ahora ha cambiado. Es aguantar por debajo de 4 min/km hasta que vea que debo bajarlo. No hasta que no pueda más, sino hasta que el cuerpo me indique que no voy a terminar a este ritmo la carrera completa.
Así vamos directos al Azud paralelos al río ganando alguna posición y adelantando a algún corredor, pero como he cogido un puesto inicial bastante pronto, los que van por delante será difíciles de coger. Tampoco es el objetivo.
Aún así me adelantan dos corredores llegando a la presa. También antes, hay uno joven que pincha al cual adelanto y a su compañero también.
Dando media vuelta en el Azud, el cuerpo va aguantando el rito. Las piernas no notan la velocidad, es más bien la respiración, la cual no tengo acostumbrada ya a estos ritmos tan rápidos, ya que esta carrera ni me la había preparado. Pero hasta donde aguante…
Voy recortando kilómetros y manteniendo. Manteniendo y recortando. Sin mucha novedad en la carrera y tirando de un corredor que adelanté e intento que no se quede atrás.
A menos de un kilómetro veo que sigo con fuerzas y empiezo a subir el ritmo aún más. Quiero bajar el tiempo e intentar ver hasta dónde puedo llegar. Así que aprieto los dientes y a hacer una serie final de unos 500m.
Termino en una marca impensable 2 minutos antes de empezar la carrera: 37’54» y con mi puesto más coincidente en la clasificación, el 15.
Ahora toca recuperar el aliento, estirar un poco y hacerme los dos kilómetros de vuelta a casa. En total unos 14-15 kilómetros para finalizar el año.