Primera carrera en la que me voy a medir tras la operación. No es que quiera hacer mi mejor tiempo, ni realmente hacer un tiempo determinado, pero si quiero medirme e intentar hacer 1h30′, que es una marca muy razonable para ver con qué sensaciones termino la carrera y establecer así un posible tiempo objetivo cuando corra solo y quiera terminar sin forzar.

Salgo en el primer cajón y las sensaciones no son buenas al 100%. Me noto que me he puesto presión con el tiempo y no me está gustando en los primeros metros de carrera. Y parece mentira que tenga tanta experiencia corriendo, porque en la salida, subiendo Castellana, donde debería ir poco a poco y no forzando, reservando fuerzas para hacer la carrera incremental, me pongo los primeros 4km a 4’15» cuesta arriba.

Cuando llego a Plaza Castilla, que torcemos hacia Bravo Murillo, ya noto el sobreesfuerzo de ir subiendo. Me arrepiento de no haber ido con cabeza y no haber forzado desde el primer momento. Parece que me estoy jugando algo y no disfrutando del camino, como debería hacer.

Menos mal que Bravo Murillo es muy larga y me permite recuperar algo con la cuesta abajo. Esta vez, el recorrido hace Cuatro Caminos al completo, hasta Quevedo, donde torcemos por Fernando el Católico, luego por Guzmán el Bueno bajando hasta Arguelles.

En la carrera no llevo geles, que me hubieran venido bien. En su logar he cogido dátiles, que no es lo que más me apetece en esos momentos que tengo que masticar e incidir en la respiración en vez de tomar algo líquido. Otra más que no me esperaba y no estaba preparado. Otra más que tengo que aprender.

Subimos por Almagro y torcemos para cruzar la Castellana. La carrera, aún cambiando el recorrido, no deja de ser un sube y baja continuo, donde llegamos a Serrano y volvemos a bajar hasta la puerta de Alcalá. Parte de mi recorrido de los sábados cuando bajo al Retiro.

Subir con 13,5 Km la calle Alcalá y hacer otro kilómetro por la calle Velázquez es que te termina de romper la carrera. Una subida bastante pronunciada hasta Juan Bravo que no gusta a nadie y hace que apriete los dientes para poder continuar a buen ritmo. Ahora si que noto el esfuerzo de los primeros 4 kilómetros.

Bajada de recuperación por Príncipe de Vergara que continúa por Menéndez Pelayo. Aquí ya, haciendo cuentas, soy consciente que voy en tiempo para acabar en 1h 30′. Mantengo ritmo pero sin forzar. Bajo sin apretar, controlando e intentando disfrutar de estas dos calles y de las cercanías del Retiro.

En Reina Cristina bajo un poco el ritmo. Veo que llego de sobra en tiempo.

Cuando llegamos al Paseo del Prado, bajo más el ritmo. Disfruto de este fin de carrera. Me adelantan muchos corredores que van forzando por hacer su marca. No me importa e intento disfrutar de la entrada en meta. Por fin me relajo e intento disfrutar de estos momentos.

Termino en 1h28’51». Un minuto antes de lo que tenía como objetivo, pero las sensaciones no han sido las esperados por esos nervios iniciales de los primeros kilómetros donde no he sabido dosificarme y controlar el ansia de legar en tiempo. Me falta aún psicología de carrera y tengo mucho que aprender en esta nueva etapa donde los ritmos deben ser más controlados y menos sufrimiento.

Espero volver al año que viene y tener mejores sensaciones. Seguro que lo entreno y lo controlo. Trabajaré duro en ello, así que, cabeza, prepárate.

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