VI Metlife13/03/2022
De vuelta a la Metlife. Y yo pensando que no la iba a correr nunca más…
Segunda carrera de este año, aunque en esta voy de liebre a 1h10′ de Roberto y Mauro. El ritmo medio debe ser 4’40» el kilómetro. Va a ser un entrenamiento y para captar sensaciones. Para ver qué tal una carrera a ritmo lento, de más de 10 kilómetros y acompañado para intentar que hagan una buena marca. ¿Mono de carrera? Claro!
La salida es por encima del Bernabéu, por lo que vamos corriendo despacio desde casa. Un poco más de 2 kilómetros para estirar las piernas y ponerlas a punto.
Al llegar a la salida, dejar la mochila es una odisea. Colas muy largas que van y vienen y no se vislumbra dónde acaban. Al final, y acercándose la hora de comienzo, se agrupa todo el mundo para entregar la mochila como se pueda. Claro, el calentamiento ya se le ha olvidado a las piernas pero tampoco pasa nada, ya que no se va a forzar.
Tras la salida, Paseo de la Castellana abajo, tanto Roberto como Mauro se dejan llevar por la adrenalina y bajamos a 4’15» más o menos. Así trascurren los primeros kilómetros de la carrera, que, aunque intento que vayan más despacio, parece que se encuentran a gusto en este ritmo. Bajamos, bajamos y hasta Colón llegamos.
Yo pregunto que si van bien, que si seguimos o bajamos. Les voy dando consejos y voy con diálogo para rato… quien no pueda que no hable.
Llegamos bien a Cibeles y subimos hasta la Puerta de Alcalá. Esta subida les cuesta un poco más. Son apenas 200 metros pero con buena pendiente hacia arriba. Un cuerpo que lleva 4 kilómetros bajando y que ahora hay que forzarlo, lo menos que hace es quejarse. A mi me tira hacerme una serie cuesta arriba, pero esta no es mi carrera, aquí no fuerzo nada.
Así llegamos hasta el kilómetro 6 donde bajamos por Menéndez Pelayo. Esto ya es otra cosa. Les indico que bajen la cabeza y cuerpo adelante. A dejarse caer y recuperar todo lo posible hasta Atocha, donde nos espera la otra buena subida por Alfonso XII (y no la que viene en el plano de la carrera, ya que cambiaron el recorrido).
Esta se hace más larga. Hasta que se llega de nuevo a la Puerta de Alcalá las pulsaciones se van subiendo poco a poco. Intento tirar de ellos y animarlos para que se les haga más leve. Para esto hemos venido, ¿no?
Y entonces llega la cuesta de bajada a Cibeles, que se toma de mejor forma y recuperamos algo las piernas. Subimos Castellana hasta Colón hasta la calle Génova. Otra pequeña subida que se hace amena, aunque a los dos acompañantes les empieza a pasar un poco de factura las velocidades de los primeros kilómetros. Yo empiezo a sospechar que es muy raro que, a esta distancia de meta, salgan los kilómetros correctos. Así pasamos Sagasta, Carranza y Alberto Aguilera hasta llegar a Marqués de Urquijo donde empiezan las bajadas pronunciadas. Aquí me dejo caer a toda velocidad y luego prefiero esperar al grupo (de dos).
Ya queda menos de dos kilómetros y se va confirmando que la distancia no cuadra con los 15 kilómetros presupuestos de la carrera. Voy dando ánimos según vamos avanzando para entrar con buenas sensaciones.
Rodeamos Príncipe Pío, hacemos la bajada correspondiente por la Cuesta de San Vicente y enfocamos la meta en Madrid Rio. Entramos los tres juntos, y, aunque al final fueron 15600 metros, hemos conseguido el objetivo de sobra, con un tiempo de 1h8’28».
Una muy buen experiencia, disfrutando de la carrera y sin forzar absolutamente nada. Espero repetir muchas más veces esta forma de correr.