XXXVI Media Maratón de Fuencarral 09/02/2020
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Esta carrera engancha. Acabas un año, con la paliza que representa, y ya estás pensando que al año que viene, si puedes, la corres.
Y ahí vamos. Esta edición con un aliciente nuevo. ¡Cambian el recorrido! Lo hacen al revés. Es decir, comienza en Fuencarral, baja por el Pardo y sube por Herrera Oria. La pendiente no cambia, solo el sentido. En principio no sabría decir si es mejor o no, lo que está claro es que, psicológicamente será mejor para afrontar la subida.
El día de la carrera llego en coche temprano para aparcar cerca de la salida, por Isla de Java. Hay un aparcamiento que permite dejar el coche sin problemas. Con mucho barro y tierra, pero sin problemas.
Hace un frío que pela esa mañana. Me dirijo al guardarropas y busco algún Coentrena que son fijos en este evento. Allí veo a Carlos, Alberto… Dejamos ropa y a calentar unos minutos antes de la salida.
El objetivo de hoy es hacer una tirada larga de cara al Maratón de París, sin excederme en tiempos ni desgastar más de lo necesario. Por lo tanto, a controlarme.
El inicio de esta edición va rodado. Parece una carrera nueva por el cambio de recorrido. En este inicio, nos quitamos la parte menos bonita del barrio, esa cuesta arriba que tanto esfuerzo lleva al final de la carrera, la lado de unos pisos de ladrillo visto rojos, nada agradables… que bien se pasan ahora.
Al comenzar las cuestas abajo, piso el freno, a sabiendas que no debo gastar ninguna energía bajando.
La mitad del recorrido, aunque con mucha cuesta abajo, hay varias subidas y repechos que ponen a prueba las piernas y disminuyen el ritmo de carrera. En las subidas controlo no quemar demasiado para tener fuerzas para el final. En las bajadas gasto cero, como si no estuviese corriendo. Hay que mantener piernas controladas aparte de recuperación del corazón.
Hasta llegar a El Pardo, la carrera me está gustando mucho más en este sentido. La parte fea se pasa bajando, hay más toboganes… Luego por el parque, carretera por medio se hace más ameno saber que solamente hay que esperar hasta el kilómetro 14-15 para coger la subida. Y así aguanto del tirón a un buen ritmo y sin mirar el reloj.
A lo lejos se termina El Pardo. Se acaba la carretera estrecha de dos carriles y se ve comienzo de autopista. Nos desviamos. Cogemos Herrera Oria desde le final y comienza la subida. Muchas subidas continuas. Algunas largas y con pendiente, algunas más cortas y más elevadas. Para todos los gustos, tamaños y sabores.
Para mi sorpresa, los corredores se van quemando, quedando atrás poco a poco y perdiendo fuerzas; tanto los de mi edad como los mayores y más jóvenes.
Yo sigo a mi ritmo. Un ritmo constante toda la subida. Cuando alcanzo a un grupo, me pongo detrás para cubrirme del aire. Tras cogerlos, adelanto. Así toda la avenida, que aunque es larga, saber que son 6 kilómetros en los cuales se van descontando para entrar en meta, ayudan a la cabeza a tirar de las piernas.
A dos kilómetros de meta, miro el tiempo que llevo de carrera. Sorpresa grata el ver que voy muy por debajo de lo esperado. Incluso puedo bajar mi marca personal de la carrera. Me veo con fuerzas aún y con mucho gas en la mochila para correr. Entonces, ahora decido que si es el momento de apretar e intentar bajar la marca.
Aprieto el ritmo en el penúltimo kilómetro de forma moderada. Lo paso y llego al último donde acelero aún más. Al ver la última rotonda donde se gira para meta, me engrandezco y ya voy al sprint. Hago unos 200 útlimos metros de series, adelantando a todos los que tengo por delante. Viendo el tiempo del crono y sin dar crédito.
En principio veo que entro a 1h24′ pero realmente es 1h23′. Increíble para mí acabar esta carrera en ese tiempo y sin ir a por ello, sin forzar… Seguro que si lo hubiera intentado explícitamente, no hubiera obtenido el mismo tiempo y acabado tan bien de forma física.
Vaya carrerón que me he marcado sin quererlo. Asombrado estoy y no quepo en mí…
Al año que viene cuenta conmigo Fuencarral.
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