XXIX Media Maratón Málaga24/03/2019
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Otra nueva Media Maratón, esta vez en Málaga. Un buen destino para aprovechar un fin de semana en la playa e intentar coger buenas sensaciones de cara al resto de temporada. También para recuperar motivación después de la Media de Fuencarral.
Tras varias semanas de calor, cambia el tiempo, y el sábado nublado, chispeando, y con 35km/h de viento. Acojonado estoy.
Aprovechamos el día y lo pasamos por la cercanía del puerto de turismo, comiendo en la playa y viendo también el Pompidou. Paliza de día.
El domingo me levanto reventado. Dos coches casi sin dormir con el peque en nuestra cama desde las 4 a.m.
Desayuno y me voy a la salida, donde quedé con Manu para que me diera el dorsal. Me encuentro también con Eli y Nacho. Ni caliento no nada. No me apetece no calentar ni coger correr como tengo el cuerpo.
Pues ahí vanos. Me meto en mi cajón, salto, me muevo un poco, noto las piernas cargadas, y espero a que den la salida.
El primer tramo lo hacemos por la Malagueta, con un ida y vuelta de casi 5 kilómetros. Pasamos cerca del apartamento, y veo a Carmen y Pedro que me dan una sorpresa al estar en la puerta. Aunque voy a 4 min/km, me noto forzando todo el tiempo. Las piernas no funcionan bien de momento. Las noto dormidas y con falta de fuelle.
En el Paso del Parque en el kilómetro 5 está el primer avituallamiento. Tomo el agua con necesidad. Sigo con malas sensaciones. Quizás la humedad me esté pasando factura. Bebo casi toda la botella para no caer en la deshidratación de Canarias, pero tampoco es la solución.
Hasta el kilómetro 10 corremos por la N-340 al lado del mar. Bonita parte de la carrera, pero en el kilómetro 6 tengo que parar a andar. El fuelle se me ha caido y sigo sin encontrarlo. Arranco tras andar un minuto hasta el kilómetro 9. Aquí paro de nuevo. Otro minuto andando y decido que me voy a olvidar del reloj, del tiempo, del ritmo y caso de la carrera. Tengo que acabarla y tengo que intentar hacerlo corriendo el máximo tiempo posible. Sobre el kilómetro 11 me noto raro. Ando unos metros para comprobar que todo va bien y retomo la marcha al minuto.
A partir de aquí me libero mentalmente y parece que me afecta físicamente también. Solo miro el reloj de vez en cuando para saber lo que me queda a meta. Corro ligero y tranquilo, aunque a un ritmo más lento del que suelo hacerlo. Casi a velocidad de trote de entrenamiento.
Lo mejor, es que dejo de sufrir. No disfruto mucho del recorrido, pero el objetivo ha cambiado, y necesito acabar con buenas sensaciones, aunque sea de un tramo de la carrera.
Estamos por el interior de Málaga y el ambiente anima a todos los que vamos corriendo. Pasamos por el casco antiguo, cerca de la Catedral y volvemos al Paseo del Parque, done nos alejamos y volvemos para entrar en meta.
En la recta final ni aprieto. Entro en 1h32’58». No estoy para nada contento con la marca. Ni me creo haber acabado la carrera en este tiempo. Pero las sensaciones no son del todo malas, y sobre todo, me llevo otra lección aprendida: al cuerpo hay que respetarlo, al cansancio más Y qué decir de la humedad… no me costumbro a este clima.
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