XXXV Media Maratón Fuencarral10/02/2019
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Tengo muy buen recuerdo de esta carrera de la primera vez que la corrí el año pasado. Exigente, pero no muy dura, ya que bajas durante unos 6 kilómetros, unos 6 kilómetros planos, y luego los 9 restantes de subidas con algún trecho de recuperación.
Pues nada, vamos a por ello tras haber corrido hace 15 días la Maratón de Gran Canaria, así mido cómo vamos de fuerzas y reposición.
El día de la carrera, domingo 10/02/2019, voy en coche y lo aparco por Las Tablas, donde quedo con Carlos de Coentrena y un amigo suyo. De ahí nos vamos al guardarropa de la carrera a dejar la ropa y mochila. Llegamos 5 minutos antes y tenemos que salir corriendo a meta para poder tomar la salida a tiempo. Tanto, que se me olvidaron los geles en la bolsa. Importantes para esta carrera, y encima, llegamos justos a la salida.
El comienzo es muy lento, ya que me he situado a mitad del pelotón y cuesta correr. Tengo que meterme por la acera para ir adelantando corredores y coger ritmo.
Salimos a Herrera Oria y comienzan una serie de subidas y bajadas pequeñas para calentar piernas. Sigo adelantando a corredores.
Cuando comienza la bajada, ya he cogido un buen ritmo. A 4′ o menos el kilómetro.
La bajada la realizo muy rápido. Me dejo caer, y cuando hay pequeños repechos, los subo también a todo ritmo. Voy muy deprisa.
Así estamos hasta el kilómetro 7, más o menos, cuando tomamos dirección El Pardo, que es más o menos una recta, con alguna bajada hasta el kilómetro 12, la cual asienta el ritmo.
Voy bien, pero no sobrado. Quizás haya bajado más rápido de lo que debería para ir controlando la carrera.
Cuando cogemos la primera subida, a falta de 9 kilómetros, ya noto que no voy a aguantar el sufrir durante el resto de la carrera. Subo la primera cuesta, cojo un repecho, y en la segunda comienzo a andar.
Algún corredor me anima, pero no me apetece lo más mínimo forzar y sufrir más de lo necesario. ¿Qué es lo necesario? Pues no sufrir nada. Y con esto, y feliz, subo andando y corriendo, según me vaya apeteciendo.
Las bajadas las hago rápidas. Las partes planas, también. Las subidas, según el momento. Subo a buen ritmo adelantando, ando un poco y me adelantan, cojo otro buen ritmo adelantando…
Así hasta que se ven las torres de Plaza Castilla, con una gran bajada que aprovecho para coger velocidad. Luego otra subida que hago a medias, y el último repecho, por orgullo, lo hago sin parar hasta llegar a meta.
Al final, un tiempo de 1h30’44», con una sensación rara, de no saber qué he hecho, pero tranquilo por no haber forzado más de lo que me pedía la cabeza.
Otra nueva lección que tengo que asimilar.
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