XXXI Medio Maratón Elvas Badajoz11/11/2018
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Viaje a Badajoz el fin de semana casi a última hora. De tal forma que para este finde, tenía un dorsal para la Media Maratón de Moratalaz, en Madrid. Al enterarme que íbamos este fin de semana a Badajoz, y que coincidía con esta media, intenté escribirme, pero ya habían cerrado el plazo de inscripción.
El día anterior me tocaba tirada larga: 1h35 minutos, donde hice 21km. Ya tenía mi media maratón corrida y estaba contento.
El sábado por la tarde me ofrecen un dorsal para el domingo correr la Media, y claro, no me iba a negar. Así que, con las piernas cargadas del entreno matutino, pero con buenas sensaciones, me acuesto la siesta para descansar y pensar que mañana corro otra Media Maratón. Alegría para el cuerpo y con muchas ganas de disfrutar de la carrera. Aunque con un poco de temor, ya que no estoy al 100% para estos excesos, y dan todo el día de lluvia el domingo. Por otra parte, necesito una inyección de moral tras haber tenido un muy mal año a nivel familiar y haber pinchado en la Maratón de Hamburgo.
Con miedo a la lluvia pronosticada para el domingo, nos llevan en coche a Elvas a 4 que vamos a correr. Mientras que no llueva antes de la salida, todo será más o menos llevadero. Y tenemos suerte, porque ni lluvia, ni aire, ni frío, ni sol… todo perfecto para correr.
El objetivo de hoy: terminar la carrera en torno a 1h30′ (ritmo de maratón) con buenas sensaciones y controlando el pulso en todo momento.
Dan la salida y salgo escopetado para no coger el colapso inicial. A los pocos metros relajo el ritmo y me acomodo sobre los 4’15». Subo la cuesta inicial y se presenta la gran cuesta abajo, que me disparo sin freno y mirando constantemente el reloj para no pasar de 150ppm. Lo consigo durante toda la bajada, incluso cogiendo más velocidad, bajando a 140ppm y adelantando a muchos corredores.
Acaba la cuesta abajo cerca del kilómetro 5, aparece el primer avituallamiento y sigo a ritmo controlado.
Al salir de la antigua carretera nacional e ir en paralelo a la autovía, cogemos la primera cuesta arriba de la prueba y la más larga. Es la primera prueba de fuerza de la carrera, que cojo con ganas de practicar mis series de cuestas y dan vida a la prueba. En la cuesta arriba también sigo adelantando a corredores. Este es un punto clave donde muchos pacenses rebajan mucho el ritmo.
Antes de la mitad de la prueba me pongo a hablar con un corredor, con el cual acabaré la carrera: Rubén García Pinto, de la Brigada «Extremadura» XI. Hablamos de carreras de pista, de montaña, entrenamientos por pulso, del tiempo… Desde el principio decidimos ir juntos sin ni siquiera comentarlo. Buena compañía de un corredor de montaña para una prueba de entrenamiento de ambos.
El resto de la carrera se hace más agradable y pasa rápido. Entramos en Badajoz, pasamos por el Hospital Infanta Cristina (el año pasado, por esta misma fecha, operaron a mi padre…ufff).
A 5 kilómetros de la llegada y sobre todo, llegando al Puente de la Universidad (Puente nuevo de toda la vida) sin decir nada, comenzamos a acelerar. Parece que al entrar en la ciudad, algunos animando y viendo el final, el cuerpo tira para adelante. Nos ponemos en torno a 4’05». Lo mejor es que tengo fuerzas y el cuerpo no me da ninguna señal de alerta. A la mínima pararía.
Cruzamos el puente, recorremos el Paseo Fluvial, y cogemos la Avenida del Perú y Antonio Masa Campos, la última subida para llegar a la recta de meta. Seguimos a ritmo de 4′ hasta la Avenida Villanueva. Cerca del ancla veo a Pedro en brazos de su madrina. Le grito pero no me escucha.
En este caso ni aceleramos en la recta final. Mantenemos ritmo y abrazo en la llegada. El tiempo final ha sido de 1:27:35. Mejor de lo que pensaba en sensaciones, piernas, cabeza… Todo perfecto.
Otro año, misma carrera y mismas buenas sensaciones al correr en casa.
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