XXIX Medio Maratón de Valladolid24/09/2017
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Valladolid, al lado de Madrid y sin aún conocerla después de tantos años en la capital.
La Media Maratón llamó a mi puerta, y acompaña un buen motivo para poder visitar la ciudad y pasar así dos días.
La carrera es un entrenamiento para la Maratón de Dublín. Para controlar ritmos cardíacos, ver sensaciones y coger hábito de carrera. La idea es correrla a ritmo de maratón para medir el ritmo y esfuerzo final.
Con unos 1.500 corredores, y un recorrido relativamente sin desnivel, hace que sea una carrera muy apetecible para rodar y disfrutar de la ciudad. La salida es a las 10h de domingo 24 de septiembre de 2017; buena hora para no tener que madrugar mucho. Un solo inconveniente: es un circuito de dos vueltas.
Tras un sábado de turismo tranquilo por la ciudad, recogida del dorsal y tapeo por el centro, me preparo para correr al día siguiente. El hotel se encuentra a unos 500 metros de la salida, por lo que al ser una ciudad con parte antigua pequeña, es muy cómoda para la logística de la carrera.
El domingo voy calentando desde el hotel a la salida, en la calle Miguel Íscar, al lado de Campo Grande. Hay buen ambiente e intento concentrarme para la carrera, sobre todo para respetar el ritmo que debo seguir y no emocionarme. Me tengo que olvidar de mi ritmo normal, según Óscar (Coentrena)…
En la salida, me coloco en mitad de la misma, para no salir en cabeza y ser adelantado por muchos corredores. Al menos, tengo que buscar no tener un contra estímulo a lo largo de la carrera.
Se acerca la hora de salida. El reloj no coge GPS. Van a dar el disparo. El reloj no coge GPS. Dan la salida. El reloj no coge GPS. Empiezo a andar tras los corredores para pisar la línea de pensando en correr sin GPS, teniendo que hacer cálculos de cabeza y sin estar concentrado en la carrera, y justo cuando voy a pisar la salida, el reloj coge GPS. Otra vez a última hora…
Comienzo tranquilo, controlando la salida entre el pelotón y adelantando a corredores en cuanto veo un sitio libre. Últimamente, no estoy acostumbrado a salir con la masa, y me cuesta seguir un ritmo tranquilo en primera instancia. Por el Paseo de Zorrilla, adelanto a varios corredores hasta que veo el camino un poco más despejado e intento poner velocidad de crucero.
Por el Puente Colgante, entablo conversación con un pucelano que trabaja en Madrid, quien corre maratones y compartimos 3 o 4 kilómetros. Aunque hablando todo el tiempo y compartiendo experiencias, al ver el ritmo, que voy más lento de lo que debo, decido dejarle e incrementarlo para coger mi ritmo de maratón.
Con ello, hago varios kilómetros solo, hasta el km 9, donde están Carmen y Pedro esperándome, en Plaza de España. Me hace mucha ilusión verlos, y !Pedro me reconoce corriendo!
Sigo corriendo. Ellos se pegan otro sprint. Y en el Km 10 vuelven a esperarme, en el punto de la salida. Los veo de milagro, ya que aquí no me los esperaba y estaba con la cabeza perdida en la carrera…!Qué alegría me vuelve a dar!
En este punto, ya he consumido la mitad de la carrera. Ahora queda otra vuelta y a terminar. La primera parte ha sido cómoda, aunque me ha costado más los primeros kilómetros que los últimos. La segunda vuelta ya me la conozco. !JA!
A mitad de la segunda vuelta engancho a un corredor que veo sofocado, le pregunto y animo un poco, intentando tirar de él y que lleve un ritmo constante. Paso otros 3 o 4 kilómetros con él. Aunque fatigado, sube alguna cuesta al mismo ritmo que las baja, lo que le fatiga, y en una última bajada acelero para dejarme caer y me quedo solo. Casi mejor, así controlo las sensaciones y pulso sin tener que ir hablando todo el tiempo.
El resto de recorrido lo paso tranquilo y estoy deseando llegar a la zona de meta ya. No por cansancio, sino por ver a Carmen y Pedro de nuevo.
Voy bien de tiempo y de fuerza. Estoy calculando el tiempo de llegada y pensando, que si sigo con esta forma, acelerar en el último kilómetro. A 5 kilómetros de la meta decido que hay que acelerar al final. Al menos, ver qué fuerza me queda.
En el km 19,5, se coge el Paseo de Recoletos, al lado de Campo Grande y al lado de la meta. Aún hay que terminar el paseo, pasar por la salida, y a partir de aquí, quedará un kilómetro para la meta. Me cuesta mantener el ritmo y no acelerar hasta el Km 20.
En cuanto llego a él, pongo el turbo. Paso de 4’15» el kilómetro a 3’15». Empiezo a adelantar a todos los corredores que tengo delante. Los dejo atrás rápidamente. Alguno me mira como con cara rara… Normal. Me da la impresión que acabo de comenzar a correr. Las piernas están sueltas y les queda mucho fuelle. El Paseo de Zorrilla lo paso enseguida. El Paseo de Filipinos igual. Sigo a 3’15» y con fuerza para apretar más. Entro en la recta de meta. Acelero más y… veo a la derecha a Carmen y Pedro, animando. Carmen levanta a Pedro para que lo coja. Debo de ir 3′ el kilómetro. Me los paso. Tengo que frenar como puedo, y vuelvo a por Pedro, que lo cojo rápido y se queda algo asustado por el cambio de los brazos de Mamá a los brazos de uno que va con un cintillo, sudando, deprisa y acelerado. No se ha enterado bien de lo que pasaba.
Entramos los dos en meta en 1h28’10».
Yo muy contento con Pedro en brazos. Pedro buscando a Mamá. Yo nervioso por que llegue Carmen y Pedro se quede tranquilo…
La carrera ha sido muy buena para control y mediciones de cara a la maratón. Muy buenas sensaciones y objetivo cumplido al 100%.
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