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Me inscribo en esta carrera para intentar hace un sub 38 minutos y, en caso que me quede este año en Madrid en fin de año, poder correr la San Silvestre Internacional. El año pasado no la corrí y no tengo tiempo acreditado. Así que vamos a por un 10k que hace tiempo no corro ninguno. En principio no debería tener problemas para realizar el tiempo, pero nunca se sabe hasta que no se llega a meta.

La carrera es una supuesta competición entre los que se inscriben en el equipo del Norte o en el del Sur, sin criterio ninguno. La venden como muy rápida y cómoda para obtener marca.

El día se levanta con una previsión, que se cumple, de 30 grados a las 9 de la mañana. Vamos, que para correr comenzaremos sudando desde el minuto uno.

La salida es en la Castellana, a la altura del Bernabéu, a un poco más de dos kilómetros de casa, por lo que voy calentando un poco. Al llegar, casi justo de tiempo, quedo con mi primo Jose, que también participa aunque correremos cada uno a su ritmo. Nos hacemos una foto juntos y cada uno a su cajón becerril de salida.

Dan la salida a las 9 en punto y salimos escopeteados Castellana para arriba. En poco más de un kilómetro, hemos llegado a Plaza Castilla. Primera parte de subida de carrera y casi sin notarse por el arranque inicial. Pasamos la plaza y seguimos adelante.

Increíblemente, nos hacen pasar por el túnel para ir a la estación… impresionante la cabeza pensante del que ideó el recorrido. A 30 grados, sin aire apenas en el túnel, perdiendo la señal de GPS todos los corredores durante 600 metros, con coches en contra… que paliza tiene alguno que no se la han dado aún.

Por la zona norte, vamos recorriendo calles y pasando por algún punto que coincide con la Media Maratón. Sobre todo, con la supercuesta de la avenida Pio XII. Que esta vez la subo al sprint y sin esfuerzo alguno. Lo que molesta esa cuesta en la Media… Al pasarla cogemos avituallamiento, y la mitad del agua va a la cabeza.

Voy mirando el reloj y mantengo un ritmo bueno, el cual no me cuesta llevarlo, aunque el calor se hace notar, y está pegando mucho el sol. Los corredores buscamos las partes de sombra de la carrera para mitigar este bochorno.

En Serrano la carrera se hace mucho más llevadera, comienza gran parte de cuesta abajo y es dejarse llevar casi hasta la meta. Vaya diferencia con la San Silvestre, entre el público, la hora y la temperatura… Nada que ver.

Serrano se acaba haciendo larga. Con tanto calor estoy deseando llegar. Se comenta con otros corredores y todos estamos igual. Al poco, se ve la Puerta de Alcalá al fondo. A la calle todavía le queda trayecto, pero el ver casi el final de la carrera motiva bastante para asimilara los últimos kilómetros.

Comienzo a hacer mis cuentas de tiempo, y a dos kilómetros veo que voy de sobra para lograr el objetivo. También noto que el esfuerzo se está notando físicamente, el pulso sube bastante con el calor, entra sed… por lo que decido aminorar la marcha y controlar el tiempo, para no realizar un esfuerzo final y bajar de los 38 minutos. Al llegar cerca de la Puerta de Alcalá, donde todo será ya bajada, aminoro más el esfuerzo e intento relajar un poco las piernas. No merece la pena esforzarse para ganar 30 segundos.

Bajo Alcalá, tuerzo a la izquierda, y a unos 200 metros se encuentra la meta. Ahí entro relajado, ni sprint ni nada, mirando a ambos lados y disfrutando del ambiente. Da gusto entrar así en una meta.

Con un tiempo de 36’55» acabo más que satisfecho, tanto por conseguirlo como por habar acabado esta carrera tan calurosa. Y con suerte, sirve para correr la San Silvestre, aunque esto depende más de una persona de un año que de mí.

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