XV MAMOCU – Cuenca
26/03/2017

Tiempo: 2:47:07

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Segunda Media Maratón en dos semanas, y esta es de montaña, en Cuenca. Estoy totalmente recuperado de la Media de Zamora y con ganas de enfrentarme a este nuevo reto, que al igual que la semana anterior, el objetivo es disfrutarla, disfrutar de un trail. Hay unos 660 inscritos.

A primeros de semana, las predicciones del tiempo no son nada buenas, dan nieve el sábado anterior a la carrera y el domingo, aunque según pasan los días, las predicciones van mejorando hasta dar un día despejado para la carrera.

El sábado quedo con Óscar de la Mozas y su mujer para hacer en coche el viaje a Cuenca. Tras pasar un muy buen viaje con Óscar y su mujer, estoy desando reunirme con el resto del equipo, que vamos a participar en la carrera varios de Coentrena y hemos quedado en un italiano conquense para cenar. Planifico con Óscar para hacer la carrera juntos. Llegamos casi justos para tomar una cervecita y comenzar con la cena. Encima esa misma noche es cambio de horario y dormiremos una noche menos.

Después de la cena, directo al hotel Francabel (un poco cutre, pero para el uso que le voy a dar de unas 7 horas, más que suficiente). El hotel en el que me quedo es diferente al resto del equipo.

El día sale un poco fresco, pero con indicios de buen tiempo. Que pocas ganas de correr… Desayuno, me abrigo poco, hago la bolsa y al polideportivo a por imperdibles para el dorsal y a dejar la mochila. Recojo al equipo en su hotel y nos vamos directos al parque Los Moralejos, donde partirá la carrera. Llevo una cámara de mano para grabar algún vídeo en carrera.

A la hora en punto, da comienzo la carrera. Nos situamos todo el equipo juntos casi al final del pelotón para no salir en tromba. A los pocos metros, Óscar y yo comenzamos a adelantar corredores que van a un ritmo bajo, para ir cogiendo posiciones.

A pocos metros hay atascos para salir de la ciudad y meternos en montaña. Las cuestas no tardan en aparecer, y en dos kilómetros ya estamos con la primera gran subida: el Alto de la Guindalera. La cuesta se hace dura, pero es asequible ya que es la primera. Seguimos constantemente adelantando puestos en subida y hablando todo el camino (el resto de corredores nos miran con cara extraña…). Parece que estamos de cháchara en vez de en carrera. Las vistas empiezan a ser muy bonitas. Se ve sobre todo el Júcar y mucho bosque.

La bajada la realizamos por escaleras de todo tipo. Con poco espacio para adelantar y sin mucha posibilidad de coger gran velocidad. Pasamos el río, con alguna subida y bajada pequeña, donde vamos recuperando y hablando por el camino.

Nos dirigimos al Cerro San Cristobal: unas antenas situadas en lo alto de la montaña. La subida más alta y con más pendiente. Una paliza de subida, que no apetece nada de nada. Pero estamos en ello y hay que apretar los dientes y tirar con fuerza. En la subida se monta un gran tapón y vamos andando (no queda otra) detrás de la cola. Hay un falso rellano a mitad del camino y otra cuesta para llegar a cumbre, en la que seguimos adelantando a corredores. Óscar coge la delantera y suba mucho más rápido que yo. Está más fuerte, y se nota la diferencia de piernas…

En la cumbre reponemos con comida, bebida y bajamos de nuevo para pasar por mitad de la carrera y afrontar otro nuevo cerro, el Cerro del Socorro, donde hay un mirador que se divisa toda la ciudad. Otro gran pico con una fuerte subida y descenso vertiginoso. Corremos en la falda de la montaña con unas vistas espectaculares de la parte antigua de Cuenca y del Parador.

Nos encontramos con África, Maite y Belén por el camino que compartimos de ida y vuelta. Gran alegría para todos.

La bajada tampoco da mucho pie a correr. Hay mucha piedra grande, piedra suelta, arena, mucha inclinación… no recuperamos posiciones en bajada, pero recuperamos mucha fuerza. Los gemelos se me comienzan a cargar, pero mucho menos que en otras carreras. La verdad, con Óscar corriendo al lado, me estoy controlando más y disfrutando más de la carrera. Objetivo cumplido hasta el momento.

Pasamos por el puente de San Pablo al lado de las casas colgadas. Pasa rápido y no da a penas tiempo de ver la parte antigua, ya que la dejamos atrás. Pero para esto está la cámara de vídeo. Tomo recuerdo.

Otra nueva subida después de pasar el auditorio, nuevas escaleras, y realmente estoy cansado de tanta cuesta, física y psicológicamente. Los cuádriceps los noto bastante cargados. Hay que frenar mucho cuesta abajo y voy notando la carga. La pendiente de baja es muy elevada y para descender un tramo, tenemos que hacer rapel por una cuerda… Menos mal que después hay un rellano de un kilómetro que permite relajar y estirar las piernas.

Solo queda una última subida. El Cerro de la Ermita San Julián. Otro rompe piernas de dos tramos, que cruza una ermita con escalones, escaleras, pendiente fuerte… vamos de todo menos de lo que tengo ganas de hacer. La segunda parte de la subida se me hace imposible. Los cuádriceps muy cargados, me están dando un poco de calambres y tengo que parar un par de veces en la cuesta para poder hacer cumbre. Me cuesta llegar, pero apretando los dientes voy subiendo. Veo a Óscar, que baja a por mi, para tirar del saco de patatas que estoy hecho ahora mismo. Al verlo sube la moral y subo más decidido pensando que solo quedará bajar a partir de ahora.

La bajada tampoco da mucha opción a correr y, más que eso, provoca que haya que ir frenando constantemente con las piernas. ¡Más carga para el cuerpo señores!

Los ánimos van creciendo. Se va viendo el fin. Estoy deseando acabar esta carrera muy dura. Descendemos camino de la ciudad. Bordeando para llegar al parque. A dos kilómetros, tomamos el mismo camino para volver que en la salida. Estamos muy cerca y se ve el parque de fondo. Pasamos de nuevo el río por el puente que desemboca al parque. Solo queda una vuelta al parque. Apretamos los dientes y aceleramos un poco. Nos ponemos casi a 4 minutos el kilómetro. Óscar tiene fuerzas aún, yo las saco de no sé dónde para ir al mismo ritmo. Chocamos las manos, pasamos la mete por fin juntos y un abrazo para terminar. ¡Cagónto con la carrera!

Un tiempo de 2 horas 47 minutos 7 segundos. Todo un tiempazo. Llegamos en el puesto 61 y 62.

Tras trotar y estirar un poco, vamos al polideportivo a por avituallamiento y a darme una ducha. Esperamos la llegada del resto del equipo y a prepararse para la comida.

Creo que es la primera y última vez que corro esta carrera. Es muy bonita. Es más dura aún. Ha sido un placer correr con Óscar de las Mozas durante estos 22 kilómetros (lo mejor de la carrera).

Y ahora, a por el siguiente reto el finde que viene: Media Maratón de Madrid.

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