33 Media Maratón Rockera de Villaverde
08/12/2016
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Segunda participación en esta carrera donde en 2015 hice mi mejor marca en una Media Maratón. Este año tenía claro que me iba a apuntar para intentar bajar de nuevo la marca. Esta vez sin opción a podio, ya que han subido los años de categoría de veteranos B, que nos sitúa de 35 a y 45 años. Me faltan otros 5 años para tener opciones.
Con ganas de disfrutar de la carrera y correrla por sensaciones a ver qué ocurre, me levanto con más sueño y desgano que con ganas de participar. Ha sido una noche dura y la pereza me puede más que otra cosa.
Entro en el metro donde me esperan 45 minutos con música animada para estimular e intentar animarme a disfrutar. Sobre todo disfrutar. Este año además tengo una motivación añadida, mi hijo Pedro de 6 meses, que me deja dormir lo justo y necesario, pero me da fuerzas para esforzarme y seguir manteniéndome en forma. Por cierto, hace un frío que pela.
Participan en la carrera varios Coentrenas y también Jose Luis, de EMC. Quedo con él para recoger dorsales y calentar una vez llego a Villaverde, sobre las 9h, lo que no me da mucho tiempo a recoger dorsal, cambiarme, ir al servicio, dejar cosas en guardarropa, calentar…
Tras un calentamiento escaso de menos de 5 minutos, me sitúo justo debajo del arco de salida para coger una buena posición y tener una salida desahogada. A saltar y calentar tobillos y rodillas. No me da tiempo a más y temo no tener los músculos a punto para la carrera.
Se da el pistoletazo de salida con Barricada y nos disparamos cuesta abajo hacia la primera rotonda, para girar y subir la misma cuesta en la calle paralela. Aquí reservo fuerzas mientras me van adelantando corredores, que aún queda todo el recorrido por delante.
Una vez arriba, la carrera se allana y comienza a descender hacia el Manzanares. Todo cuesta abajo donde no cuesta apenas trabajo seguir un buen ritmo de velocidad. Las sensaciones son buenas y el cuerpo responde de momento. así entramos en el parque del Manzanares donde hace bastante humedad al ir al lado del río. Perfecto para seguir con el buen ritmo y entrar del todo en calor.
La mitad del recorrido es por el margen del río. Esta parte es bastante bonita y se agradece correr en este entorno, lo que ayuda a motivarse. Voy cogiendo a algún corredor y me da ánimos para seguir con la misma velocidad. Pienso que posiblemente, al poco, sean ellos los que acaben adelantándome si no mantengo el ritmo.
Al subir al Parque Lineal del Manzanares veo que debo ir en buena posición, entre los 15 primeros. tomo un gel en el km. 4 y bebo en avituallamiento del 5. Me sienta todo muy bien y, mientras pueda, aguanto el ritmo. La cabeza alta y pensando a ver hasta dónde puedo llegar.
Cuando se dobla la carrera por los caminos, y se ve la cabeza de carrera, cuento que hay 11 corredores delante mía. Estamos casi a mitad de camino, y aunque queda mucho, sube bastante la moral. Deseando pasar el kilómetro 11 para la cuenta atrás.
Esto coincide un poco después de la salida del parque. Aún quedan unos 8 kilómetros fuera del rio y, la verdad, no me acuerdo del resto del recorrido del año pasado.
Subimos una cuesta corta y empinada en la salida del parque. Torcemos a la izquierda para otra cuesta. Esta vez larga y con inclinación que se deja notar. Aquí bajo el ritmo porque el cuerpo no puede aguantar. Hay que reservar fuerzas para el resto. Además, que no me adelante ningún corredor es síntoma que es igual de costoso para todos.
Tras pasar esta fatigosa cuesta, cojo de nuevo el mismo ritmo de carrera en velocidad de crucero, que no me cuesta mantener. El recorrido ya lo voy recordando.
Callejeamos un bastante por Villaverde. Muchas calles por medio que rompen el ritmo y fuerzan el arranque de piernas continuas. En una avenida grande adelanto a un corredor y me pongo décimo. Otro corredor que adelanté hacía poco, se me pega atrás y me adelanta. Volvemos al puesto onceavo.
Al entrar en el Lago Gran Vía De Villaverde Bajo, adelanto a otro corredor y me coloco de nuevo décimo. Esto sí que da ánimos. A 4 kilómetros de la carrera adelantando a corredores y con las piernas con fuerzas aún, que aunque fallando un poco, el saber que estoy tan cerca de meta, la cabeza empieza a tirar del cuerpo.
Continuamos un corredor y yo el resto del camino aguantándonos el ritmo, adelantándonos según sean cuestas arriba o llano. Apretando los dientes y puños para aguantar el ritmo. Veo que puedo llegar sobre 1h20′. Si me esfuerzo puedo intentar aún bajar mi MMP. Venga, ánimo, me digo, que solo quedan 3 kilómetros.
Estoy deseando ver la cuesta arriba de la llegada, pero aún queda un poco de callejeo. Esta cuesta coincide con el recorrido de salida, y ya voy reconociendo que me voy acercando. A sabiendas que son 600 metros de cuesta empinada para finalizar, estoy deseando enfrentarme a ella. Sé que aún tengo fuerzas y que estoy bastante entrenado (esas series en Juan Carlos I se tienen que notar).
Torcemos los dos corredores la calle de la Unanimidad y aparece la cuesta, con el arco de salida muy al final de la calle (que no coincide con el de llegada).
La cabeza empieza a calcular la distancia que queda para terminar la carrera. El tiempo para mi MMP. Lo que tardaría en terminarla si acelero… decido que tengo que intentarlo. La cabeza aquí ni me puede fallar ni me falla. El corredor que va delante mía en el puesto 9 me saca unos 10 metros. Me pongo a su altura en poco. Tras evaluar las fuerzas, decido esprintar. Sé que puedo hacerlo durante unos 400 metros. Me pongo a ello. Aprieto los puños, agacho la cabeza y acelero el ritmo. Noto que el otro corredor se va quedando atrás, que no puede seguirme. Mi ritmo va creciendo, me sube la moral al igual que las pulsaciones, lo noto en el corazón. No voy al 100%, está controlado, pero se va elevando con respecto al resto de la carrera, normal en una cuesta arriba. Esta sensación ya la conozco y la controlo. Sigo abriendo espacio. Voy a quedar noveno. Miro el crono, tuerzo para llegar a la entrada en meta donde hay unos 50 metros en llano. sigo esprintando aún más para batirme a mí mismo.
Lo consigo. Entro noveno en una Media Maratón y en 1h19’16». He bajado mi propia marca. Espero al otro corredor, le felicito por la carrera y lo abrazo al terminar. Ha sido un final muy bonito.
Estoy muy orgulloso de mí mismo. Es una proeza después de tanto esfuerzo de entrenamiento durante estos meses en los que he tenido poco descanso y algunas desmotivaciones en otras carreras. Deseando estar con la familia para compartirlo..
De momento, a reponerse estirando, comiendo, bebiendo y con un masaje aprovechando que llegué pronto.
Quién sabe si al año que viene repetiré. Quién sabe si repito, si intentaré bajar de marca. mi entrenamiento lo dirá.
Gracias Villaverde. Gracias al rock.
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