Mitja Marató de Barcelona
15/02/2015
Multimedia
La cita se presenta para disfrutar al máximo: un fin de semana en Barcelona con Carmen, para ver a amigos, buen tiempo y emoción ante la expectativa de correr por sitios emblemáticos de la ciudad Condal. Viajamos en AVE para mejor confort y tranquilidad.
Hasta ahora, esta es mi tercera media maratón, y a parte de disfrutar de la cuidad y el ambiente, me pongo como meta bajar en de 1h30″ en la carrera (con 1h29’59» estaré contento). 15016 inscritos en la Mitja Marató de Barcelona.
Tras un sábado de relax, a media mañana comienza a subir por el estómago el gusanillo, nervioso, que nota cómo se acerca la carrera. Por más que se intenta, es casi imposible quitase de la cabeza que al día siguiente, a las 9 de la mañana, voy a intentar batir mi propio récord. Pero según se acerca la noche, los nervios van bajando, pensando sobre todo que debo disfrutar de la carrera, y comienzo a pensar en correr por sensaciones. Nos quedamos en casa de unos amigos que viven a 3km de la salida, por lo que me parece una buena distancia para ir trotando y calentar un poco antes de la carrera.
Tras dormir bastante bien, incluso con nervios, me levanto con tiempo para desayunar un plátano, una barrita y beber agua. También para no ir con prisas a la carrera, ya que quiero llegar con tiempo y poder disfrutar del ambiente de la salida. No dejo de mirar por la ventana para ver si hace frío. El tiempo está nublado, sin sol ni calor. Una temperatura perfecta para correr.
Al salir del piso, por la calle comienzan a verse afluentes de personas que emanan de todas las calles con la misma dirección y el mismo objetivo. Empieza el gusanillo de nuevo a moverse, esta vez sin parar, viendo cómo se acerca la cita. El ambiente va mejorando cada vez más. Los nervios se disparan según me acerco al Arco del Triunfo, donde están calentando miles de personas. Me llama la atención que hay muchos extranjeros inscritos.
Una vez que encuentro mi cajón de salida, parece que comienza el relax. Ya calentado, estiro un poco para liberar los músculos y sobre todo la tensión. Así puedo observar mi entorno y comenzar a disfrutar de la carrera aparcando la inquietud.
Avisan que va a comenzar la carrera por los altavoces instalados en cada cajón. Tengo un par de salidas por delante mía, por lo que al oír la primera, se comienza a acelerar el corazón. Hay que levantar la cabeza, hacer un poco de turismo, disfrutar, sonreír y acabar la carrera lo mejor posible. Segunda salida. La siguiente será la mía. Vuelvo a repetirme lo que acababa de pensar, y lo tengo claro: sé que puedo bajar de 1h30′, así que vamos a por ello pero sin agobios, sin forzar y disfrutando lo máximo del recorrido.
Comienza la carrera, y tras una salida agolpada ya que hay una curva a 200 metros. En poco, llegamos al paseo de Colón y comienzan a ver grupos de música animando la carrera. Se divisa ya al conquistador a lo lejos con su brazo apuntando al mar. Empiezo a sentir que esta carrera hay que disfrutarla al máximo.
Las sensaciones son buenas y me siento fuerte. Estoy disfrutando del recorrido y del entorno del mismo. A lo lejos veo el globo de 1h25′ y decido que no me molesta tenerlo tan cerca. Ja.
Conforme van pasando los minutos esta sensación de tranquilidad y fuerza se mantiene. Cuando llego a los 10 kilómetros, sigo con el globo de 1h25′ a la vista. Con las buenas sensaciones, decido que puedo mantener la distancia, sin agobiarme, sin forzar, pero quizás pueda seguirlo durante otros 5 kilómetros a ver cómo me reacciona el cuerpo. También tengo claro que al mínimo atisbo de cansancio, reduzco la marcha y sigo con mi objetivo inicial.
Entre el km 12 y 13 tomo un gel para reponer fuerzas (o para alentar la mente) y darme ánimos alimenticios. Parece que funciona y sigo con el trote rápido con vistas al globo, que aunque se aleja un poco, no me preocupa y sé que voy en muy buen tiempo, mucho menos de lo imaginado.
Casi sin darme cuenta que no bajo el ritmo, llego al km 15. Se me revoluciona la cabeza y comienzo a pensar sobre qué hacer con el resto de la carrera. Sin haber decidido nada llego al km 16, en el cual decido que quedan sólo 5km, y que sigo con fuerzas para aguantar el ritmo al menos 2 o 3 km más. Sigo viendo al globo y me da ánimo. Quizás pueda lograr una muy buena marca, y tal como tengo el cuerpo, no creo que haya que desaprovecharlo. Ahora comienzo a tirar del cuerpo con la cabeza para intentar un tiempo imprevisto.
Los kilómetros comienzan a hacerse más largos. Con el tiempo que estoy haciendo quiero llegar ya y me da miedo poderme romper a última hora. Sé que me están esperando en una curva a un kilómetro de la llegada, entre Carrer de la Marina y Paseij de Pujades donde está la meta. Quiero ver a Carmen ya. Sé que me va a dar mucho ánimo para la recta final. El globo sigue a la vista y también me da fuerzas. Como no conozco bien esa parte de Barcelona y los nervios comienzan de nuevo a aflorar, busco desesperadamente en cada cambio de calle con la curva que pasará a la recta final de la carrera.
Ya la veo. Ahí está la curva. Veo a Carmen y sus amigas. Me ven y nos saludamos. Bien. Todo muy bien. Ahora miro hacia delante y ya veo la meta a unos 500 metros. Ultimo esfuerzo para rasgar segundos o para mantener el ritmo. La verdad, no sé si hago una cosa o la otra. La emoción me invade y veo que voy a hacer un tiempo muy muy bueno, quizás demasiado para poderlo mejorar. No me lo esperaba. La recta final me comienza a costar tirar de las piernas y a su vez miro para ambos lados de la calle donde la multitud anima. Da mucha fuerza y a su vez de doy por satisfecho a 300 metros de la carrera que he realizado. Sólo queda pasar la línea de meta. Y la paso. Paro el reloj y sigo sin creérmelo: 1h25’48». No hubiera apostado por ello, pero sé que lo he conseguido. Me lleno de orgullo a la vez que me pregunto si lo he hecho yo, incrédulo todavía.
Tras quitarme el chip donde me desatan los cordones (yo ni puedo agacharme en ese momento para desabrocharme), recojo la medalla y la bolsa con comida y bebida. Hay necesidad de líquido y sólido para reponerse. Ahora toca estirar, encontrarme con mis mejores animadores para tomar un desayuno contundente y disfrutar de la hazaña.
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